Aprendiendo de mis peores clientes

Marta Rico Ruiz
5 min readMay 11, 2021
Photo by Hermes Rivera on Unsplash

Las relaciones son difíciles y cuando eres freelance la relación con tus clientes no deja de ser una más, llegando incluso en ocasiones a tener que renunciar a un cliente porque la relación con él da más problemas e insatisfacciones que beneficios.

Entre la pena por dejar un proyecto en el que has invertido parte de tu tiempo y el alivio por dejar algo que no aporta ni a tu crecimiento personal ni a tus finanzas, ahora toca mirar atrás y ver qué se puede aprender y aplicar este conocimiento en los próximos proyectos.

Si lo aprueba todo demasiado fácilmente, no lo ha mirado.

He tenido clientes que siempre hacían la misma jugada, aprobar rápidamente y cuando está todo entregado y terminado pedir cambios, y no cualquier cambio, cambios completos de diseño que afectaban a buena parte del trabajo.

Alguno de mis clientes veía el diseño en la presentación, sin hacer demasiado caso, decía que le gustaba o hacía algún cambio muy pequeño, y posteriormente, aunque yo le dejaba el diseño para que lo mirara, nunca pedía ningún cambio.

Esto me ha ocurrido en varias ocasiones con un mismo cliente, que no quería perder su tiempo en mirar un diseño previo, y prefería hacerme perder el mío teniendo que volver atrás cuando el trabajo ya estaba concluido, teniendo que buscar soluciones nuevas y volver a montar páginas completas, por ejemplo, en el servidor cuando ya estaba todo publicado. Y esto no sólo es una molestia para mí, si no que es también desconcertante para el usuario final.

Lo que no entienden este tipo de clientes es que con esto te hacen perder tiempo y dinero, que has dedicado horas primero al diseño y luego a preparar el producto final y ahora hay que volver a rehacer todo. Y lo peor es que cuando quieres cobrar ese dinero extra se molestan o no lo quieren pagar. Incluso un cliente llegó a decirme que no recordaba haber aprobado nada, cuando todo le había parecido estupendo, o eso dijo.

La mejor solución es que en el presupuesto y contrato dejes bien claro que el diseño se presentará y aprobará, que a partir de ese diseño se creará el material definitivo (hacer el desarrollo de una web, exportar todas las versiones de los logos y aplicaciones, así como el manual de identidad visual o mandar a imprenta).

Por otro lado, no permitas que te de la aprobación sólo de palabra, deja por escrito que está aprobado o al menos infórmale vía mail de que das por aprobado ese diseño y que será el definitivo, si ves que sólo te contesta de palabra y no te manda confirmación por escrito.

Si no valora el trabajo de los que están a su alrededor tampoco valorará el tuyo

Algo que no me gusta nada es que en las reuniones el cliente se dedique a criticar a su equipo o a personas que previamente han trabajado para él. Y no como una generalización, si no señalando a personas en concreto y hablando mal de ellas.

Hay un tipo de cliente que siempre saca lo tarde que entregaba todo tal persona, o cómo algún miembro del equipo le envió un trabajo que tuvo que corregir de arriba a abajo porque no valía nada.

Que un líder o jefe critique a su equipo delante de cualquiera es una mala señal y puedes estar seguro que acabará haciendo lo mismo contigo y con tu trabajo por donde quiera que vaya.

Todo lo regatea

Le parecen caros tus servicios cuando sabes que están en un precio adecuado al mercado y a lo que ofreces. No te desgastes, si no quiere pagar lo que vales es porque no valora tu trabajo.

Se firme en tu precio y en caso de necesitar ese trabajo no hagas simplemente un descuento, si es posible elimina algo del presupuesto que no sea imprescindible para el proyecto.

Pide favores continuamente que no están en el servicio que ofreces.

No te digo que no hagas favores a tus buenos clientes, pero si notas que tira de ti para cualquier trabajo aunque no entre en tus servicios, siempre te está pidiendo ayuda e incluso lo hace de forma exigente y como si fuera tu obligación, no es una buena señal.

El problema es que por mucho que se lo expliques va a seguir haciéndolo, porque se cree con derecho a gastar tu tiempo por el módico precio que le estás cobrando.

A veces incluso quieren respuestas instantáneas o reuniones en el momento para algo que no está en tus servicios y se molestan si les dices que no.

Estos clientes o los dejas o a cada nueva petición les respondes mandando un presupuesto, seguramente al segundo presupuesto enviado no volverá a pedirte nada fuera del servicio contratado.

No quiere un profesional quiere alguien que “acate órdenes”

Cuando los correos y resto de comunicaciones tienen el tono de orden, sin ni siquiera un hola o pidiendo cualquier cosa que le pase por la cabeza aunque no tenga el más mínimo sentido, y además no hace ningún caso de tu consejo profesional, es hora de cortar.

Terminarás haciendo un trabajo con el que no estás contento, con proyectos realizados que ni puedes poner en tu portfolio porque sabes que están mal, y si luego no sale bien te echará la culpa a ti.

Tiene problemas con otros profesionales

He cometido el error de no salir corriendo cuando me he enterado de que el discutir y tener problemas con miembros y ex-miembros de sus equipo, colaboradores e incluso superiores era algo normal

Siempre está quejándose de la cantidad de trabajo que tiene

Si bien es verdad que en nuestra sociedad hay demasiada gente sobrecargada, que no da para todo y que no tiene manera de llegar a todo, no me refiero a estas personas, que en realidad son muchas veces las que menos se quejan.

Me refiero a ese que nada más verte te dice lo mucho que trabaja, las muchas cosas que tiene, las muchas horas que hace incluso en fin de semana, y como tiene que encargarse personalmente de todo porque si no nada sale bien. Generalmente lo hace por una de estas dos razones: es una excusa para “colocar marrones” o no sabe organizarse.

Si es la primera te va a terminar cayendo algo que no te corresponde, y si es la segunda vas a terminar pagando tú su falta de organización cuando te escriba en fin de semana con algo supuestamente urgente, te llame a horas poco razonables para algo que ni es urgente ni importante o te avise de que hay que hacer algo que ya sabía hace dos semanas pero ahora hay que tenerlo listo mañana.

Lo mejor que puedes hacer en estos casos es poner límites, dejar claro cuáles son tus tiempos de respuesta para cada tarea, qué servicios cubres y qué precios adicionales tienen las urgencias.

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