Autónomo, sí pero…

Ser autónomo no es para todos y tampoco tiene que serlo.

Marta Rico Ruiz
5 min readJun 23, 2020

Últimamente veo muchas publicaciones animando a ser autónomo, ser emprendedor, etc. Incluso he visto alguna respuesta a personas que han perdido su empleo y comparten lo que les está costando encontrar otro, que en lugar de mostrar cierta empatía, se lanzan sobre esa persona echándole en cara el no haber emprendido, como si la culpa de su situación fuera esa y por supuesto sin saber nada de sus circunstancias personales.

Por eso quiero hablaros sinceramente y desde mi propia experiencia para deciros qué significa ser autónomo y por qué creo que no es para todo el mundo.

Para empezar os pongo al día de mi situación. Llevo algo más de un año en esto, no me di de alta hasta que no tuve mi primer cliente, pero llevaba ya un tiempo poniendo en marcha mi proyecto, formándome, creando mi web, buscando clientes, etc.

De mi experiencia he sacado algunas ideas que creo pueden ser útiles para quién está planteándose si comenzar su nuevo proyecto, pero también para que muchos entiendan qué es esto de ser autónomo.

  1. Lo primero tienes que tener un colchón económico. Vas a tener que hacer una inversión, mínima en casos como el mío, pero en otros muchos casos bastante elevada. Desde alquiler de locales, hasta contratar a personal, software y hardware… siempre hay unos gastos. Y me diréis que hay ayudas, créditos, etc., pero las ayudas suelen ser por una cuantía que probablemente no cubra todos los gastos, tienes que cumplir unos requisitos que no siempre cumples, y a veces obligan a mantenerte un tiempo determinado como autónomo y si no devolver parte de la ayuda. Y en cuanto a los créditos, lo vas a tener que pagar te vaya el negocio bien o no. Así que sí, necesitas dinerito para gastar.
  2. Ese colchón no puede ser el justo de la inversión, calcula que al menos durante el primer año no vas a tener beneficios, con muchísima suerte no tendrás pérdidas. Sin embargo vas a seguir teniendo tus gastos habituales, más cuota de autónomos, etc. Esto se que es algo que no todo el mundo puede permitirse. Para tener este colchón necesitas haber podido ahorrar durante bastante tiempo y, seamos realistas, no todo el mundo tiene esa opción, tal y como está el mercado hoy en día. A la gente le gusta dar de comer a sus hijos, vivir en una casa, irse de vez en cuando de vacaciones (porque sí tenemos derecho también a disfrutar un poco de la vida, no todo va a ser trabajar), y muchas veces no da para ahorrar lo suficiente.
  3. Vender es muy difícil. Tengo que reconocer que para mí esto es lo peor. Puedes leer mil artículos y libros sobre cómo vender o sobre marca personal, puedes ir a cursos sobre el tema, pero realmente hay gente que vende mejor que otra. Y sí, aprendes con el tiempo y se te va haciendo más fácil, pero a algunos nos va a costar siempre, por carácter, porque simplemente no nos gusta y por tanto nos cuesta más, o simplemente porque no eres de esas personas que caen bien nada más entrar por la puerta.
  4. Poner en marcha un negocio lleva tiempo y mantener las ganas y la ilusión es complicado. Tienes que dedicar mucho tiempo a tareas que no son las propias de tu negocio, como por ejemplo las tareas administrativas, porque incluso si te puedes permitir una asesoría el negocio es tuyo y también la responsabilidad. Tienes que estar encima de lo que hacen o dejan de hacer, una cosa es que les confíes la presentación de impuestos y otra es que no sepas ni si los han presentado o no. También tienes que estar presente para los clientes y saber tratarlos. Mi opinión es que esto es un toma y daca para que estén contentos pero también poniendo los límites necesarios para que no se conviertan en dueños de tu vida. Y además tienes que ser creativo para buscar formas de vender tu proyecto y sacarlo adelante, y sobre todo definirlo adecuadamente. Son muchas cosas que te van a llevar mil veces a plantearte si merece la pena.
  5. Tienes que estar dispuesto a aprender cosas nuevas y tener tiempo para ello. La formación es muy importante. Tareas que quizá como empleado no realizabas, ahora serán cuestión tuya. Desde cuáles son tus obligaciones fiscales, el procedimiento sobre cómo darte de alta, etc., hasta capacidades nuevas. Por ejemplo yo siempre me he dedicado al diseño UX/UI, tenía conocimientos de HTML y CSS, pero casi no los usaba en mi anterior empleo ya que había una persona dedicada a la maquetación. Antes de darme de alta hice un curso que incluía HTML, CSS y Javascript, porque sabía que necesitaría estas habilidades para llevar mi proyecto a cabo. También he tenido que aprender sobre Wordpress, SEO, Google Analytics, marketing digital. Son materias de las que sabía antes pero que ahora he necesitado mejorar y poner al día. Con esto no quiero decir que tengas que hacerlo todo tú, siempre recomendaré que cuando algo se escape de tu conocimiento contrates a un especialista, todo va a salir mejor y ayudarás a otro autónomo.
  6. Ten un plan. Calcula hasta dónde puedes llegar. Con tu capacidad económica, tu edad, tus conocimientos, tu situación familiar y social, ¿hasta dónde puedes mantener el negocio si no va bien? Porque no es cuestión de arruinarte y arruinar a tu familia por querer sacar algo adelante sea como sea. A pesar de haber puesto todas tus ganas y tu empeño, a veces las cosas no salen bien, y no siempre por culpa tuya, creo que después de los últimos meses esto lo comprendemos mejor que nunca. Tampoco es cuestión de que cuando dejes tu negocio tus opciones de encontrar trabajo sean mínimas, porque seamos realistas, es muy triste pero en el mercado la edad importa y la experiencia de las personas de cierta edad no se valora como debería. Y tampoco es cuestión de que algo que era una ilusión se convierta en una carga que te lleve a estar sufriendo día tras día y te haga desgraciado en lugar de mejorar tu vida. Hay que mantener la ilusión y si no la tienes será muy difícil continuar.

Dicho esto, tengo que considerar que soy afortunada de poder haber seguido este camino y continuar teniendo mi proyecto en marcha. Todavía confío en que todo vaya bien y mi negocio pueda seguir creciendo. No es nada imposible pero tampoco un camino de rosas, y hay que pensarlo antes de lanzarse.

Tampoco es nada malo no querer o no poder emprender. Las empresas crecen y son productivas gracias a los empresarios pero también gracias a los trabajadores que ofrecen su experiencia y conocimientos para sacar el trabajo adelante día a día. Una empresa es un equipo y todos suman. Ojalá algún día mi proyecto crezca y pueda contratar a gente que sea parte de mi equipo. Espero que no se me olvide qué ellos son también una parte importante de mi éxito o fracaso y deben ser tratados como merecen.

Mucha suerte a los que empecéis ahora y a todos los que tenéis un proyecto ya en marcha. Y si estáis buscando alguien que diseñe vuestra página web, podéis saber más de mi en www.rico-diseno-web.es. Sí estoy aprendiendo a vender.

--

--